El abrazo (SUNO)
by Hilaricita on Hilaricita
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Miércoles 20 de agosto, 2025.
Estaba un poco desconcertada, o molesta hasta lo sumo es la palabra, por una situación que ocurrió en mi trabajo. Bastante densa. No me dejó en paz durante toda la mañana y el resto de la tarde, incluso, tengo que reconocer que yo estaba, como decimos en mi país, "medio gomela". No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, ni conmigo misma, ni con mis seres más amados y respetados.
Poco antes de salir a la casa, mientras estaba arreglando las cosas de mi cartera, recibí una llamada, era Daniel, mi novio desde hace un par de años, para decirme que estaba en el estacionamiento para llevarme. No podía hacerle un desaire y más porque conozco el esfuerzo que hace para darse un tiempo de su trabajo para luego poder ir a recogerme al hospital.
No lo hace siempre, entonces, cómo podía desperdiciar esa oportunidad tan linda e interesante, y más porque antes de pasar por mí, había visitado una pastelería para traerme un pedazo de torta ópera. Quienes no la conocen, en este video hay una receta de las tantas que aparecen en Internet.
Esta tarta es puro chocolate y también puro amor. Ideal incluso para reconciliaciones, aunque en mi caso yo no estuviera peleada con Daniel, pero hizo que me reconciliara conmigo misma para cambiar de actitud ante la vida y las situaciones. Apenas di el primer mordisco a esa tarta, todo cambió porque pude sentir tantas cosas que ligaban mi vida a una historia que tengo con el chocolate, en especial, con el cacao.
El cacao es un fruto que tiene un origen milenario que se remonta a las civilizaciones precolombinas de Mesoamérica. Los olmecas, alrededor del 1500 a.C., fueron probablemente los primeros en cultivar el árbol de cacao (Theobroma cacao) en las tierras bajas de lo que hoy es México. Sin embargo, fueron los mayas (250-900 d.C.) quienes elevaron el cacao a un estatus cultural y espiritual, utilizándolo en bebidas amargas llamadas "xocolātl", elaboradas con cacao molido, agua, chiles y especias. Para ellos, el cacao era sagrado, asociado con rituales, ofrendas y hasta como moneda.
Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, el cacao cruzó el Atlántico. Hernán Cortés, tras probar el xocolātl en la corte de Moctezuma, llevó granos de cacao a Europa alrededor de 1528. Inicialmente, la bebida amarga no fue bien recibida, pero los europeos la transformaron añadiendo azúcar y calentándola, lo que la hizo popular en las cortes de España y luego en toda Europa. En el siglo XVII, el cacao se convirtió en un producto de lujo, con "casas de chocolate" en ciudades como Londres y París.
El cultivo del cacao se expandió a las colonias europeas en América, África y Asia, impulsado por la demanda. En el siglo XIX, innovaciones como la prensa de cacao de Coenraad van Houten (1828) permitieron separar la manteca de cacao y producir cacao en polvo, facilitando su uso en repostería y bebidas. La invención del chocolate sólido por parte de Fry & Sons en 1847 y las barras de chocolate de Nestlé y Cadbury a finales del siglo marcaron el inicio de la industria chocolatera moderna.
Más allá de la gastronomía, la manteca de cacao, extraída al procesar las semillas, es un ingrediente clave en cosméticos y productos farmacéuticos. Se usa en cremas, lociones, bálsamos labiales y jabones por sus propiedades hidratantes y su capacidad para mejorar la textura. En la industria farmacéutica, la manteca de cacao se emplea como base para supositorios y ungüentos debido a su estabilidad y capacidad de fundirse a la temperatura corporal.
El cacao también tiene aplicaciones menos conocidas. En algunas culturas, las cáscaras de los granos se usan como fertilizante o combustible, mientras que en la investigación moderna se estudian los compuestos bioactivos del cacao, como los polifenoles, por sus posibles beneficios antioxidantes y cardiovasculares, lo que ha llevado a su inclusión en suplementos dietéticos. Además, el cacao en polvo sin azúcar se usa en recetas saladas, como salsas tipo mole, aportando profundidad de sabor.
El cacao, especialmente en su forma pura o mínimamente procesada (como cacao en polvo sin azúcar o chocolate negro con alto contenido de cacao), ofrece diversos beneficios gracias a sus compuestos bioactivos. Contiene flavonoides, antioxidantes que pueden mejorar la salud cardiovascular al reducir la presión arterial, mejorar el flujo sanguíneo y disminuir la inflamación. Estos compuestos también se asocian con una mejor función cognitiva, ayudando a proteger el cerebro contra el deterioro relacionado con la edad.
El cacao es rico en minerales como magnesio, hierro, potasio y zinc, que apoyan funciones como la salud muscular, la producción de glóbulos rojos y el sistema inmunológico. También contiene teobromina, un estimulante suave que puede mejorar el estado de ánimo y la concentración sin los efectos intensos de la cafeína. Además, el cacao estimula la liberación de endorfinas y serotonina, lo que puede promover sensaciones de bienestar y reducir el estrés.
En cantidades moderadas, el chocolate negro (70% o más de cacao) puede contribuir a controlar el colesterol, ya que sus grasas saludables (como el ácido oleico) ayudan a aumentar el colesterol HDL ("bueno") y reducir el LDL ("malo"). Algunos estudios sugieren que el cacao puede mejorar la sensibilidad a la insulina, beneficiando el control del azúcar en sangre.
En la piel, la manteca de cacao, derivada de las semillas, es un hidratante natural que ayuda a mejorar la elasticidad y tratar pieles secas o agrietadas. Sin embargo, los beneficios dependen del tipo de cacao: los productos altamente procesados o con alto contenido de azúcar pierden muchas de estas propiedades. El consumo debe ser moderado, ya que el cacao es calórico y puede contener trazas de cafeína o teobromina que afectan a personas sensibles.
Los europeos transformaron el chocolate en un ingrediente dulce, incorporándolo en recetas de pasteles a partir del siglo XVIII, cuando el cacao en polvo y el chocolate sólido se volvieron más accesibles. Las nueces, por su parte, han sido un complemento común en la cocina desde la antigüedad, valoradas por su sabor y textura. En el siglo XIX, con el auge de la repostería en Europa y América, la combinación de chocolate y nueces comenzó a ganar popularidad, especialmente en regiones donde las nueces, como las de nogal o almendras, eran abundantes.
Estados Unidos, con su tradición de brownies y postres caseros, probablemente desempeñó un papel clave en la creación de este pastel, que combina la riqueza del chocolate con el crujiente de las nueces. Aunque no hay un origen preciso, recetas similares aparecen en libros de cocina estadounidenses de principios del siglo XX, consolidando esta mezcla como un clásico reconfortante, adaptado en innumerables versiones a lo largo del tiempo.
Independiente a los orígenes, sea un pastel de chocolate con nueces, o una tarta ópera, no puedo desconocer, que de vez en cuando, no está mal pecar con este dulce pecadillo que hasta levanta pasiones, como esta canción metafórica del chocolate y su relación con los amantes a él y sus derivados, igualito a como cuando una vez en la app de Noise nos pusimos a crear contenido con una dinámica de una amiga querida (que no la he visto por aquí). En esa dinámica, nos pedía que escribiéramos algún poema o relato erótico y no solo yo, sino que algunos usuarios se unieron a la propuesta.
Esta es la canción que le pedí a Suno:
"El abrazo"
(Estrofa 1)
En la penumbra tibia de tu piel,
se desliza un susurro, suave miel.
Es el néctar oscuro, sin fin,
que despierta los pulsos en mí.
Baila lento en la curva de tu voz,
un deseo que envuelve, sin fin.
(Coro)
Oh, sombra dulce, ven, envuélveme,
en tu cálido brillo, déjame ser.
Labios que saben a noche sin fin,
en tu abrazo me fundo, soy latir.
(Estrofa 2)
Tu mirada, un río de suave fervor,
me sumerge en un sueño de amor.
Cada roce, un eco que al alma va,
como savia que brota, sin parar.
En la danza de cuerpos, sin hablar,
se derrama un suspiro, sin cesar.
(Coro)
Oh, sombra dulce, ven, envuélveme,
en tu cálido brillo, déjame ser.
Labios que saben a noche sin fin,
en tu abrazo me fundo, soy latir.
(Puente)
En la calma, tu aliento me llama,
un murmullo que el alma desarma.
No hay palabras, solo piel y sentir,
un instante que nunca ha de partir.
Eres el fruto que guarda el calor,
mi refugio, mi eterno sabor.
(Coro)
Oh, sombra dulce, ven, envuélveme,
en tu cálido brillo, déjame ser.
Labios que saben a noche sin fin,
en tu abrazo me fundo, soy latir.
(Final)
Y en la brisa que trae tu fragancia,
se despierta la vida, mi constancia.
Eres el pulso que nunca se va,
mi delirio, mi eterna verdad.
🎵 🎶 🎶 🎶 🎵 🎼 🎼 ♬ ♫ ♪ ♩
Esta fue una canción de Miércoles.
Gracias por pasarse a leer y escuchar un rato, amigas, amigos, amigues de BlurtMedia.
Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.
Saludines, camaradas "BlurtMedianenses"!!