Máscaras (SUNO)
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Lunes 25 de agosto, 2025.
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Me gusta ir muy bien presentada a mi trabajo y para conseguirlo, el maquillaje, aparte de la ropa, es mi mejor aliado al momento de sentirme bien conmigo misma, y no para agradar al resto de mortales. Mi mamá me dijo que me daba permiso de maquillarme apenas cumpliera la mayoría de edad, o cuando fuera a la universidad, pero que si yo decidía hacerlo, que sea para mirar a través del espejo mi propia figura, mi imagen.
Recuerdo que ella fue la primera que me compró un lápiz labial y una caja de sombras cuando me gradué del colegio y entré a mi primer semestre de la universidad. Aunque ya esos dos accesorios que formaron parte de mi cartera mucho tiempo solo son estuches ahora, los conservo como testimonio de que quien me dijo que podía maquillarme desde la mayoría de edad, fue la misma que me regaló mis primeros maquillajes.
Y por una anécdota que contó una vez en la extinta app de Noise el doctor Ezequiel cuando nació su hija, recordé que cuando tuve mi primera menstruación, como a muchas de mis amigas les pasó con sus madres, la mía me compraría una ropa que marcara mucho más mi "cambio de niña a mujer", pero no. Tampoco fueron maquillajes, carteras o zapatos de tacón, sino que llamó a mi papá para avisarle sobre ese asunto que yo lo consideraba privado y solo de mujeres porque quería notificarle que me llevaría a mi primera cita de ginecología.
Ella no me compró maquillajes como lo hacían las otras madres con sus hijas apenas ese acontecimiento natural llegó a sus vidas, sino que me compró un diario para anotar mis fechas de los ciclos, tal cual me enseñó la ginecóloga a la que me llevó para verificar que todo estuviera bien conmigo. En ese tiempo no entendía por qué ella hizo eso, pero ahora que han pasado los años, me doy cuenta de que lo que ella hizo fue lo correcto porque yo no iba a usar esa ropa a diario, ni tampoco los tacones ni los maquillajes porque la mayoría de horas pasaba en el colegio de las monjas con el uniforme y ya en casa me ponía a hacer las tareas, ya que mi mamá no me daba permiso de salir a fiestas siendo menor de edad y cada vez que llegaba para mí una invitación, ella les decía a mis amigas: "vayan a pedirle permiso al papá"... eso lo hacía porque la respuesta prefabricada de mi papá siempre fue "NO", y no daba ninguna razón.
Ahora que salí a mi trabajo, hice mi ritual frente al espejo y sí, volví a ver esos estuches vacíos de mis primeros maquillajes...
De acuerdo a lo que investigué, el maquillaje tiene una historia milenaria que refleja la evolución de las culturas, los ideales de belleza y las tecnologías disponibles. En el Antiguo Egipto, alrededor del 4000 a.C., hombres y mujeres usaban kohl, una mezcla de galena y otros minerales, para delinear los ojos, protegerlos del sol y alejar espíritus malignos. Las egipcias también aplicaban óxido de hierro para dar color a labios y mejillas, y henna para teñir uñas y cabello. La belleza era un símbolo de estatus y conexión divina.
En Mesopotamia, se usaban pigmentos similares, mientras que en la India antigua, el bindi y el kohl eran comunes, tanto por estética como por significados espirituales. En China y Japón, durante la dinastía Zhou y el período Heian, las mujeres blanqueaban sus rostros con polvo de arroz y usaban azafrán o pétalos triturados para labios y mejillas, buscando una apariencia etérea.
En la Grecia clásica, la piel pálida era ideal, y se usaban polvos de plomo blanco, a menudo tóxicos, para lograrla, junto con toques sutiles de carbón en los ojos. En Roma, el maquillaje era más común entre las clases altas, aunque a veces se asociaba con la inmoralidad. Durante la Edad Media en Europa, el maquillaje cayó en desuso por la influencia de la Iglesia, que lo consideraba pecaminoso, aunque algunas mujeres usaban discretos polvos o hierbas para aclarar la piel. El Renacimiento trajo un resurgimiento: en la Inglaterra isabelina, las mujeres usaban cerusa (un pigmento de plomo) para una palidez extrema y bermellón para los labios, a menudo con efectos devastadores para la salud.
En el siglo XVIII, el maquillaje en Europa, especialmente en Francia, se volvió extravagante. La corte de Versalles popularizó rostros empolvados, coloretes intensos y lunares falsos como declaración de moda. Sin embargo, en el siglo XIX, la era victoriana favoreció la naturalidad, y el maquillaje se usaba con moderación, asociado a menudo con actrices o mujeres de dudosa reputación. A finales de este siglo, los avances industriales permitieron la producción masiva de cosméticos, haciendo que productos como polvos faciales y bálsamos labiales fueran más accesibles.
El siglo XX marcó una revolución. En los 1920, el cine mudo y las flappers popularizaron labios rojos, ojos ahumados y cejas finas. Marcas como Max Factor, fundado por un maquillador de Hollywood, profesionalizaron la industria. En los 1950, iconos como Marilyn Monroe y Audrey Hepburn consolidaron looks glamurosos pero accesibles. Los 1960 y 1970 trajeron experimentación: sombras de colores vibrantes, pestañas postizas y estilos psicodélicos. En los 1980, el maquillaje se volvió audaz, con tonos neón y looks dramáticos. Los 1990 y 2000 introdujeron tendencias más naturales, como el "no-makeup makeup", junto con el auge de marcas globales y la influencia de celebridades.
Hoy, el maquillaje es una industria multimillonaria, impulsada por redes sociales, influencers y tutoriales en línea. La diversidad de tonos y productos inclusivos ha crecido, respondiendo a demandas de representación. Además, la tecnología ha permitido fórmulas más seguras y sostenibles, mientras que movimientos culturales promueven tanto la expresión individual como la aceptación de la belleza natural. El maquillaje sigue siendo un reflejo de la identidad, el arte y la sociedad, adaptándose a cada época.
Las tendencias actuales en maquillaje reflejan una mezcla de creatividad, tecnología y valores culturales como la inclusividad y la sostenibilidad. El look "no-makeup makeup" sigue dominando, priorizando una apariencia natural con bases ligeras, correctores sutiles y tonos neutros que realzan sin transformar. Las pieles luminosas, logradas con iluminadores y productos con acabado "glass skin", son populares, inspiradas en la belleza coreana. Las cejas naturales, menos definidas que en años anteriores, se combinan con pestañas voluminosas, a menudo con máscaras de efecto lifting o extensiones.
Los colores vibrantes han resurgido, especialmente en sombras de ojos, con tonos neón, pasteles y acabados metálicos, impulsados por la estética de series como Euphoria. El delineado gráfico, en formas geométricas o colores inesperados, es una forma de expresión artística. Los labios rojos clásicos conviven con acabados glossy y tonos atrevidos como morados o naranjas, mientras que el contorno facial ha dado paso a técnicas más suaves como el "underpainting", que busca un efecto etéreo.
La inclusividad impulsa líneas de productos con amplia gama de tonos para todos los tipos de piel, y marcas como Fenty Beauty han marcado el estándar. La sostenibilidad es clave: envases reciclables, fórmulas veganas y productos multifuncionales ganan terreno. El maquillaje genderless también crece, rompiendo barreras tradicionales. Las redes sociales, especialmente TikTok e Instagram, dictan tendencias rápidas como el "latte makeup" (tonos cálidos inspirados en el café) o el "siren eyes" (delineado seductor).
La tecnología integra experiencias como filtros de realidad aumentada para probar productos virtualmente y apps que personalizan tonos. Además, hay un auge en productos híbridos que combinan cuidado de la piel con maquillaje, como bases con ácido hialurónico o protectores solares con color. La autenticidad y la autoexpresión dominan, con un equilibrio entre minimalismo y experimentación audaz.
Lo cierto es que no vales más porque te maquillas o no. No eres más mujer si tienes la cara toda pintada y tampoco eres una puta. No eres una santa monja de claustro si decides solo lavarte la cara y medio colocarte bloqueador solar o una crema hidratante. Siéntete bien contigo misma para que el resto que te rodea se sienta bien con tus actitudes, y si el maquillaje forma o no parte de esos tips secretos para mejorar el estado de ánimo, adelante, hazlo sin miedo ni vergüenza.
Como ya casi se acaba el número de caracteres de la caja de información, les dejo con la canción que le pedí a SUNO, esperando que esta publicación les haya servido, no solo como entretenimiento, sino que les haya aportado un poco, una chispa de contenido que genera valor.
🎵 🎶 🎶 🎶 🎵 🎼 🎼 ♬ ♫ ♪ ♩
Esta fue una canción y reflexión de lunes.
Gracias por pasarse a leer y escuchar un rato, amigas, amigos, amigues de BlurtMedia.
Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.
Saludines, camaradas "BlurtMedianenses"!!