Segundo de Luz (SUNO)

by Hilaricita on Hilaricita
View my bio on Blurt.media: https://blurt.media/c/hilaricita Segundo de Luz (SUNO)

Versión español.png

Lunes 1 de septiembre, 2025.

Desde que el ser humano empezó a caminar en grupo, el saludo fue una necesidad silenciosa, una forma de decir: “aquí estoy, vengo en paz”. No hubo un momento exacto en que comenzó, sino una evolución lenta, casi instintiva, como el gesto de alzar la mano con la palma hacia afuera. Ese movimiento, tan simple, tenía un propósito claro: mostrar que no se llevaba arma, que no había intención de atacar. En las llanuras africanas, entre tribus nómadas, ese gesto pudo haber sido el primer lenguaje común entre extraños.

Con el tiempo, las civilizaciones fueron creando sus propias formas. Los romanos, por ejemplo, llevaban la mano al pecho o al cuello, como señal de respeto y lealtad. En el Japón feudal, la inclinación profunda no era solo cortesía, sino una demostración de humildad ante el otro, una manera de reconocer jerarquías sin palabras. En Oriente Medio, llevarse la mano al corazón al saludar aún hoy trasmite sinceridad, como si dijeras: “mi corazón está abierto para ti”.

Durante la Edad Media en Europa, el apretón de manos cobró fuerza entre caballeros. No solo sellaba acuerdos, sino que permitía comprobar que no había armas ocultas en las mangas. Era un acto práctico que poco a poco se fue cargando de simbolismo: confianza, igualdad, compromiso. Mientras tanto, en otras partes del mundo, el beso en la mejilla, el abrazo o el toque de narices entre los indígenas de Papúa Nueva Guinea cumplían funciones similares: establecer conexión, romper la distancia.

Con la llegada del colonialismo y el intercambio global, los saludos comenzaron a mezclarse, a adaptarse. El apretón de manos, impulsado por el mundo occidental, se volvió estándar en negocios y diplomacia. Pero nunca logró borrar por completo las formas locales. En muchas culturas, el contacto físico sigue siendo secundario frente a una mirada, un gesto con la cabeza o una palabra específica que solo quienes comparten esa tradición entienden.

En el siglo XX, el saludo también se politizó. El saludo nazi, por ejemplo, mostró cómo un gesto puede corromperse, convertirse en símbolo de opresión. Al mismo tiempo, movimientos como el Black Power en Estados Unidos adoptaron el puño en alto como saludo de resistencia y orgullo. El cuerpo, otra vez, hablaba más que las palabras.

Hoy, en un mundo hiperconectado pero a menudo distante, los saludos cambian con cada generación. Los jóvenes chocan los puños, se dan toques de codo, se abrazan con palmadas en la espalda. En tiempos de pandemia, el saludo se volvió gestual: una sonrisa detrás del cubrebocas, una mano sobre el corazón, un leve movimiento de cabeza. Y en las pantallas, los emojis, los “hola” escritos con colores o gifs animados intentan llenar el vacío del encuentro físico.

A través de milenios, el saludo ha sido más que una formalidad. Es un acto de reconocimiento, una pequeña ceremonia diaria que nos recuerda que no estamos solos. Que, a pesar de las diferencias, hay algo en común: la necesidad de decir, de mil maneras distintas, “te veo, estoy aquí, y respeto tu presencia”.

Cada mañana, antes de revisar los turnos, ajustar los medicamentos, entrar a la primera habitación y luego ir a mi oficina, ya he dicho “buenos días” a media planta. Al celador que empuja la camilla con cuidado, a la compañera de turno que llega con el café tibio en la mano, a la señora de cocina que asoma la cabeza por el pasillo preguntando si alguien quiere más agua. Y lo hago no por costumbre, sino porque sé que en este lugar, donde todo puede volverse frío y urgente, un saludo es una forma de mantener el calor.

Mi trabajo fuera de la oficina de administración no empieza solo cuando checo signos vitales o preparo la medicación. Empieza desde que piso el umbral de la puerta de mi casa y miro a los ojos a quien está cerca y lo conozco. En el hospital, muchas veces, antes de que el médico entre, antes de que se hable del diagnóstico, yo ya he puesto una mano en el hombro, ya he dicho “buenos días, ¿cómo se siente hoy?”. Y no es solo protocolo. Es una forma de decir: usted no es un número, no es solo un caso. Usted está aquí, y yo estoy aquí con usted.

He visto cómo un simple “hola” puede cambiar el ritmo de una mañana. A un paciente que lleva días callado, le digo buenos días como si nada, y al tercer día me responde. No dice mucho, solo “bien, gracias”, pero ya es un puente. Y cuando los familiares llegan con el rostro tenso, y yo les saludo por su nombre, noto cómo los hombros se bajan un poco, como si respiraran por fin.

Saludar también es cuidar del equipo. En este oficio, donde todo puede desbordarse en minutos, saber que tu compañera te mira, te saluda, te pregunta “¿cómo vas?”, es una red invisible que nos sostiene. Cuando una de nosotras está agotada, basta un gesto, un “te cubro un momento”, dicho entre líneas, para que el día siga andando. Y todo empieza con un saludo sincero, sin prisas, aunque el reloj corra.

He aprendido que no hay gesto pequeño en un hospital. Un saludo no evita una crisis, pero puede prevenirla. Porque cuando alguien se siente invisible, el malestar crece. Y cuando alguien te saluda, aunque sea con los ojos, sientes que no estás tan solo. Y contestar ese saludo… eso es compromiso. Es decir: “yo también estoy presente, no paso por aquí sin verte”.

Al final del turno, cuando me bajo del bus y siento el cuerpo pesado, repaso los rostros del día. Los que sonrieron, los que apenas asintieron, los que lloraron en silencio mientras les tomaba la presión. Y me doy cuenta de que cada “buenos días”, cada “¿cómo amaneció?”, fue una forma de cuidar que no está en los manuales. No se mide en dosis ni en gráficos, pero está. Y mientras siga saludando, mientras siga viendo a los demás y me vean a mí, sé que este trabajo, con todo su peso, sigue teniendo sentido.

Como ya casi se acaba el número de caracteres de la caja de información, les dejo con la canción que le pedí a SUNO, esperando que esta publicación les haya servido, no solo como entretenimiento, sino que les haya aportado un poco, una chispa de contenido que genera valor.

"Un Segundo de Luz"

(Verso 1)

Levanto la vista entre la multitud,
nadie me conoce, nadie me da su voz.
Pero al cruzar miradas, algo se encendió,
como si el mundo respirara por mí.

Un gesto pequeño, un "hola" al pasar,
y de pronto el frío no pesa igual.
No hace falta hablar, no hace falta más,
solo saber que estás.

(Pre-coro)

Porque en medio del ruido, del apuro y el no,
un segundo de luz puede cambiarlo todo.

(Coro)

Es un puente invisible, un hilo de calor,
una mano invisible que sostiene el temblor.
No es magia, no es arte, es solo decir:
"te veo, existes, y eso me hace vivir".
En cada saludo, un acto de fe,
una chispa de humano en la soledad.

(Verso 2)

Alguien baja el rostro, carga su dolor,
camina como si fuera de otro lugar.
Pero al decir su nombre, algo se desató,
como si volviera a entrar en el mapa.

Y aunque el día siga, gris o sin final,
guarda ese instante como un bien real.
Porque no hay gesto que no cuente,
ni voz que no alivie un poco el silencio.

(Pre-coro)

Porque en medio del ruido, del apuro y el no,
un segundo de luz puede cambiarlo todo.

(Coro)

Es un puente invisible, un hilo de calor,
una mano invisible que sostiene el temblor.
No es magia, no es arte, es solo decir:
"te veo, existes, y eso me hace vivir".
En cada saludo, un acto de fe,
una chispa de humano en la soledad.

(Puente)

No necesitas palabras largas,
ni promesas que no puedes cumplir.
Solo abrir los ojos, dejar entrar
a quien pasa, a quien calla, a quien huye.

(Outro)

Un segundo de luz…
un segundo de luz…
y el mundo, de pronto, late más fuerte.
Un segundo de luz…
es todo lo que cuesta ser gente.

🎵 🎶 🎶 🎶 🎵 🎼 🎼 ♬ ♫ ♪ ♩

Esta fue una canción y reflexión de lunes, de inicio de mes.

Gracias por pasarse a leer y escuchar un rato, amigas, amigos, amigues de BlurtMedia.

Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.

Saludines, camaradas "BlurtMedianenses"!!

 @hilaricita.gif


Check out today's video..!



0
0
0.000
0 comments