Before and After

Before and After

The world is constantly changing, and with it, so are we. Even the smallest shift makes it impossible to say with absolute certainty that we are the same as we were 15 or 20 years ago. We can’t even pretend to be the same as we were a year ago—or a month.

And although the essence may remain, the form often changes, because we’re also subject to what society expects from someone of a certain age. We can’t behave as if we were still 20, no matter how young our hearts feel. And even if we wanted to, at 45 or 55, we might not have the energy to do so.

Life events change us, whether we like it or not. Going through serious or traumatic experiences inevitably transforms people. It’s hard to remain the same after such events.

And it’s not only tragedy that changes us—good things do too. The joys life brings also shape us.

Change isn’t always bad, especially when it improves what came before. But sometimes, we lack the luck or strength to extract something positive from the stones life throws our way. Because truthfully, life is more cruel to some than to others.

Believers say these are tests to strengthen character, faith, or divine purpose. But what kind of messed-up God would give you trials that might break you—or make you stronger?

Some will say we must accept what life brings and keep going. But what if someone doesn’t want to keep going—why should that be wrong? Aren’t we supposed to have free will, according to some religions?

Life unfolds for everyone, and each of us faces a different destiny. As human and social beings, we are the sum of our experiences, and that must leave a mark.

So yes, we’ve all changed—some more, some less—but we all do. Otherwise, we’d be automatons stuck in our programming. And despite what social media, gurus, coaches, and motivational speakers try to sell us—that we can all become the best version of ourselves—it’s not that simple.

The world changes. Societies change. Technology changes. Politics change. So it’s naïve to think we, as human beings, won’t change too. After all, science has shown that we are the sum of our genetic and cultural inheritance, our social context, and our lived experiences.

As the lyrics of a song say¹:

The sun changes in its course
When the night still lingers
The plant changes and dresses
In green come spring

The beast changes its fur
The elder changes his hair
And just as everything changes
That I change is no surprise

Un antes y un ahora

El mundo cambia constantemente y con él cambiamos nosotros, incluso por pequeño que sea el cambio, nunca podremos afirmar con absoluta certeza que somos iguales a lo que éramos 15 o 20 años atrás, no siquiera podemos pretender ser iguales a lo que fuimos hace un año, o un mes.

Y aunque la escencia sea la misma, muchas veces cambia la forma, porque también estamos sujetos a lo que la sociedad espera de una persona de determinada edad... No podemos comportarnos como si aún tuviésemos 20 años por más que nos sintamos de esa edad en nuestro corazón. Y tal vez aunque quisiéramos hacerlo, nuestros 45 o 55 años, no tendríamos la energía necesaria para hacerlo.

Además, los sucesos de la vida nos cambian queramos o no. Pasar por acontecimientos serios o graves definitivamente terminan cambiando a las personas, de una u otra forma, es difícil seguir siendo los mismos que antes de ese evento o situación.

Tampoco es necesario que nos ocurran personalmente sucesos terribles para que cambiemos, porque también lo bueno que nos va pasando en la vida nos va cambiando.

El cambio no siempre es malo, si lo que se modifica es una mejora de lo que se tenía antes. Otras veces no se cuenta con la suerte o la fortaleza de sacar lo positivo de las piedras que nos arroja la vida. Porque ciertamente, con algunas personas la vida es más hija de puta que con otras.

Los creyentes nos dicen que son pruebas para templar el carácter, o la fé, o designios de Dios, etcétera, pero que jodido Dios te pondría pruebas que podrían quebrarte o hacerte más fuerte?

Pensarán que hay que aceptar lo que nos depara la vida y seguir adelante, pero y si uno no quiere seguir adelante, por qué debería estar mal. Acaso no somos sujetos con libre albedrío según algunas religiones?

Bueno, la vida transcurre para todos, y a todos depara destinos diferentes, y como seres humanos y sociales, somos la suma de nuestras vivencias, experiencias y eso tiene que repercutir de alguna manera.

Por lo tanto, todos hemos cambiado, algunos más, otros menos, pero todos lo hacemos, porque si no fuera así, seríamos autómatas que no pueden salir de su "programación"... Y aunque mucho nos quieran vender las redes sociales, gurús, coaches, y los oradores motivacionales, que todos podemos ser la mejor versión de nosotros mismos, no es tan fácil.

El mundo cambia, las sociedades cambian, la tecnología cambia, la política cambia, y por lo tanto, no podemos creer o suponer que nosotros, seres humanos, no cambiaremos, porque después de todo, la ciencia misma ha demostrado que el ser humano es la suma de su herencia genética y cultural, como de su contexto social y las experiencias vividas.

Como dice la letra de una canción¹

Cambia el sol en su carrera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera

Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Original Language: Spanish
Translation Service: Microsoft Copilot
Image Generation: Meta AI
¹https://www.letras.com/mercedes-sosa/37545/